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POETAS ARGENTINOS - ENTREVISTA: CLAUDIA AINCHIL. PRODUCCIÓN CAMILA SUNICO. OPERACIÓN TÉCNICA: BCN RADIO. LOS MIÉRCOLES DE 20 A 21 HS. POR LA RADIO DE LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACIÓN
DANIEL ARIAS (BUENOS AIRES)
Cuando todo quede sin nombre
y lo oscuro despida la memoria
que mis manos tengan la forma del viento,
que fluya en la savia del pino,
acaso suba por el humo de la mañana
como dedos de aire.
22 – 9 - 11
En mi principio esta mi fin, dijo
Eliot,
era verdad.
Hubo un tiempo que fue futuro,
que fue pasado,
giros confusos en luces,
días de belleza, tiempos de brillos
y sombras que no permanecieron,
lugares aletargados que fueron
movimiento,
floraciones, intentos y diamantes,
viento cargado de rostros,
hojas secas arrastradas por calles
de suburbio,
viento vacío de toda regla,
abstenciones, distancia,
caída en soledad al no mundo,
al espacio de las privaciones,
vacío imaginario entre dos paredes
altas,
hombres y hojas sin tiempo pasado
entrando en el trapecio del futuro,
pasado y futuro son puerta de las
decepciones
con su tejido de palabras
que abren sus callejones sin
sentido.
Allá donde se reclina el sollozo,
el agua sigue de los ojos la tenue
pendiente,
sigue lentamente en silencio,
en oscuro silencio,
cayendo….
3 – 12 - 02
Escucho decir, todas las cosas son mías,
el viento, las rocas, las ramas son mías,
aquel impulso, este borde, esa mano son míos,
no importa como ni cuanto pero todo lo que siento es mío,
dicen mío a todas las cosas.
No se que es mío todo siento extraño y me golpea la
certeza de lo ajeno
lo inasible, lo incomprendido, lo lejano y aquello
que deseo con ese ardor
largamente amado, aquello tan fuera del alma un
tres de febrero
tan lejano en el cielo y tan secreto como eterno
aquello que asoma en las plegarias como un huésped
en las noches
en las que he cavado en la oscuridad con
desesperación,
no es mío.
Mio es el camino, la desilusión, el peregrinaje y
la duda,
mis manos que se despliegan lentamente al espacio
cotidiano
hacia
el corazón, tu corazón, que llegó como la lluvia.
3 – 4 - 12
Dolor, tu espacio es demasiado grande,
voy a entrar en tu casa como un ejército,
inadvertido.
De tu mano infinita como aves marinas
que vuelan hacia el mar,
la palabra,
larga en sombras decide quedarse.
Mi pequeño átomo trepa la corriente
y no ve la llave que abre tus caminos,
la mentira nos viste
con una rondita de hojas,
y disuelve la tarde.
La tortura sobre los cuerpos
zigzaguea con su dedo amarillo
luego, señala un cielo de tierra
sigue ondulando en el humo de las cosas
después, señala una encrucijada,
una estrella enferma y una patria vieja,
esos nombres se han perdido
como amantes que se despiden
para siempre.
16 – 10 - 09
Las
iglesias son cuatro muros de piedra
que
alzan cenicientas sus torres al cielo
allì
perdemos los ojos anémicos
y
alimentamos pájaros con la mirada.
En
las iglesias hay sombras largas
como
un atributo glorificado
que
nos habla en voz alta del dogma,
oprimen
la culpa del mundo al dolor de los santos
y
la muerte visita con su traje blanco
la
antigua noche de la espada
su
luna oculta.
Las
iglesias cantan sobre piedras negras
viajan
por las raíces del hombre
hasta
la puerta del sol
única
puerta donde entra luz
y
nos deja sin memoria, ciegos
todos
buscan un árbol silencioso de verde justicia
pero
solo hay un camino largo
para
los que tienen sed y sueño y hambre
acorralados
por el mar encrespado de la vida
por
sus casas quemadas y sus hijos
agujereados
en el fondo de sus ojos,
todos
pasan y se convierten en piedras,
un
rio seco que espera
la campana de la resurrección.
23 – 8 - 13
Un niño silencioso penetró tus ojos y el sol
estaba alto
un aroma transparente cubría la casa
de sueños interminables y manos en el pasado y
el futuro,
demasiado tiempo en el agua de tus ojos el
pulmón de la noche
exceso de miradas como primavera en los tiempos
del ruiseñor
¿Dónde estaba la gente cuando el sol devastaba
las veredas?
¿Dónde estaba la ciudad con su carro de vida
hablando a los insectos?
Un niño luminoso bebe pensamientos bajo un
cielo ardido
aquí no hay ecos,
todos sonreímos en el borde de la huida como en
otro tiempo,
cantamos entusiasmados entre sueños mientras
duelen las heridas,
ella lleva el peso del otoño encima de los
ojos.
7 – 10 - 11
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