https://www.youtube.com/watch?v=z8Zcor1jSSM
POETAS ARGENTINOS: ENTREVISTA CLAUDIA AINCHIL. PRODUCCIÓN CAMILA SUNICO. OPERACIÓN TÉCNICA: BCNRADIO. LOS MARTES DE 20 A 21 HS. POR LA RADIO DE LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACIÓN http://bcnradio.com.ar/
¡30mil Veces Literatura!
PATRICIA SUÑER (BUENOS AIRES)
Y
NACIMOS MUJERES, semejantes a la tierra fértil,
que engendra semilla y al mundo da fruto.
Y nacimos mujeres, sintiendo dolores de
parto,
Defendiendo con garras y dientes,
Cuando con nuestros hijos se meten.
Fuertes somos, semejantes al roble
Que ni el furor del viento doblega.
Y nacimos mujeres
Pieles entonadas, oscuras y blancas
Representamos naciones, liderando.
Vestimos guardapolvos blancos
Y nacimos mujeres
Con ovarios bien puestos
Para gritar lo que sentimos sin miedo.
Y nacimos mujeres
Para que las que “vivas” aún hemos quedado
Seamos voz de las que ya no las tienen
Porque se la arrancaron abruptamente
A golpes, quemándolas, injuriando su
dignidad,
tajeando impiadiosamente su existir
hasta yacer desangradas de dolor.
Y nacimos mujeres.
Algunas luciendo pañuelos blancos,
Reclamando justicia. Otras pidiendo
“libertad”
por las que encarcelan injustamente.
Y nacimos mujeres.
Cada día nacemos, y luchamos.
Cada día morimos, pero resurgimos,
Por siempre mujeres!
CRÓNICA DE "UNA MÁS.
En su cuerpo, en su corazón, en su
alma...
como con balas de goma
a quema ropa, y a golpes
le fueron desgarrando la tersura de
su piel.
Como estruendos detonados,
dejaron rastros imborrables
en sus oídos,
sin poder escuchar cada mañana
las melodías angelicales
de los pájaros que ansiaba.
En su cuerpo, en su corazón, en su
alma...
uno a uno, les fueron amputados sus
dedos,
no pudiendo acariciarse,
ni acariciar los suaves cabellos
de sus hijos.
Sus manos se agrietaron
por tomarse de las puertas
enrejadas,
buscando la salida
a la pesadilla que la aquejaba.
Y no pudieron ser ya nutridas
por almendras en pulpa.
En su cuerpo, en su corazón, en su
alma...
Sus gemidos de dolor,
como quemaduras de agua hirviendo,
¡ni uno sólo los escuchaba!
Salvo, aquel chacal impiadoso,
ciego atroz y ruin furioso,
que le tapó su boca ensangrentada,
con esa almohada color blanca,
donde cada noche
apoyaba su conciencia,
con el pánico de ser asesinada
por el hombre que ella amaba.
PIEDRA
Atascada en la garganta
como cicatriz,
supurando espuma blanca,
así, así es esa galga;
que asfixia,
arde,
congoja,
aprieta
el único orificio,
que implica vida.
¡Rompe los lagrimales,
el llanto protector!
Ese que despacha lágrimas,
por doquier.
Lágrimas liberadoras,
que devuelven la respiración.
MADRE E HIJO
Lazo inigualable.
Ambos se necesitan.
Ella cubre sus exigencias
de vida, con la dulce espera
de un amor perenne,
con sabiduría innata,
que nada, ni nadie, podrá apartar.
Él, inocencia divina,
succiona savia materna,
raíces profundas, puras,
que fecundan su existencia,
floreciendo en su interior
con las más fortuitas flores,
que el día venidero,
seguramente, agradecerá.
¡Cuán intensa es la vida!
¡Vida... que has dado ya!
RICARDO DIAZ MONTARTE (BUENOS AIRES)
CREEMOS [CREEMO’]
Creemos en la biológica
gratuidad
del inicio, del durante, de los
fines y los finales.
Creemos en la laica razón del
prólogo siempre optimista;
en la matemática lateral de las
cuentas efectuadas.
Creemos en la raíz literaria de
lo social;
en el “aparato digestivo” de
los bienes culturales.
Creemos en la química creativa
de las mesas arrimadas;
en el derecho que genera la
sola existencia del embrión.
Creemos en la fantasía con
motor fuera de borda;
en lo consensuado de la ficción
y el lenguaje cultural.
Creemos en el ejercicio mental
que le pifia a las teclas;
en la justa reparación de las
necesidades insatisfechas.
Creemos en las lúcidas
propuestas de los dementes;
en los agitados latidos de la
tiza y el pizarrón cuando se besan.
Creemos en la jovial apuesta de
la ciencia inexacta;
en las ganas de ser felices y
de divertirnos
con las alocadas “mentiras” de
los poetas.
Creemos…
en la entrañable vigencia de
las utopías de pupitre
y en la inclusión educativa de
los pueblos.
eres la escritura angular de una parte de mi ser,
escríbeme sin miedo,
escribe de amor el cuaderno de mis días
en esta madrugada naciente y sus motivos
que el sol del día nuevo
no conseguirá opacar el tilde mágico de tu figura.
dibújame con tu arte, ya.
rubrícame de literatura, hoy.
eres MI ESTRELLA DE LA BUENA FORTUNA ,
prosigue escribiendo tu risa laboriosa en mi mente,
y el argumento de las avenidas agitadas en mi corazón,
con la dedicación de tus besos refinados
en el impulso exquisito del vértigo conjunto.
no quemaré la biblioteca de amor
que has escrito en lo profundo de mi ser.
NUNCA IMAGINAMOS LA FESTIVIDAD DE LA RISA
ni el sendero dual,
ni la pasión estrecha de lo uno,
ni el proyecto de lo próximo en lo otro.
tampoco este fuego en la penumbra,
ni la tierra mojada por el viento,
cuando la rúbrica celeste de todo cantar
y la redención de nuestros pesares.
no puedo
ceder a la tentación de pensar
en el
libro abierto de tu alma,
en la
calle favorita de tus labios,
en el
corredor apacible de tu mirada,
en el
vestíbulo plateado de tus cejas,
no puedo
impedir apasionarme
viendo tu
cintura
escrita en
el papel,
grabada en
la diagonal de ternura
que se
forma a partir de tu antebrazo
siguiendo
hasta colmar tu palma,
adornada
con una nube
descolgada
del cielo la semana pasada,
no puedo
dejar de escuchar el llamado
de la puerta
de tu ser, por si acaso...
el eje
temático del cosmos
en tus
ojos, ya.
mirar,
mirarme en cada parcela,
el verbo
preparatorio.
mirarte,
cielo naturaleza.
como
manantial,
tus
caricias en mis labios.
nuestra
forma preliminar.
sí.
la panacea
de tu amar
en mi alma
es pan oracional,
todo lo
que es
en su
condicional
y quienes
somos
aún cuando en ocasiones,
eres toda torbellino,
así, también, te transformas
así, también, te transformas
en oasis manso,
ya sumergida en la caricia
ya sumergida en la caricia
de esta pasión perimetral.
fresa madura en tus labios, la palabra;
gloria de las cartografías, tu figura amanecida;
agua pura, esta impecable melodía,
labios
eternos, tu peregrinar en mi mirada.
cita bendita en el angelado minuto
de la gracia concedida, nuestra ilusión
arropada del verbo manuscrito en el papel
de esta terrenal celebración y su cadencia.
cita bendita en el angelado minuto
de la gracia concedida, nuestra ilusión
arropada del verbo manuscrito en el papel
de esta terrenal celebración y su cadencia.
emperatriz de la
ternura,
en esta misa blanca, sacrosanto magisterio
de nuestro amor.
en esta misa blanca, sacrosanto magisterio
de nuestro amor.
estoy pensando en troquelar
un barquito de papel con alas grandes,
¡grandotas! ¡gigantes!
con alas capaces de planear
sobre la marea
alta,
capaces de
despeinar la sortija del viento en contra
resoplando su
aire fresco
en la suprema
cumbre de la calle llamada "anhelo".
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