https://www.youtube.com/watch?v=xs8ltwM2k6g&feature=youtu.be
POETAS ARGENTINOS: ENTREVISTA CLAUDIA AINCHIL. PRODUCCIÓN CAMILA SUNICO. OPERACIÓN TÉCNICA: BCNRADIO. LOS MARTES DE 20 A 21 HS. POR LA RADIO DE LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACION http://bcnradio.com.ar/
FABIÁN IRIARTE (BUENOS AIRES)
CUANDO LLEGA ESTA EDAD
Cuando llega esta edad, los hombres salimos a la oscuridad de la noche, tan enorme que
el mundo queda chico. Oímos entonces el aullido demente de la tormenta o el tormento.
Es una fraternidad breve, que dura lo que tarda el cuerno de la luna en convertirse en
lluvia. El momento no continúa por siempre: el ritmo se ha roto en algún instante, y es
en vano tratar de recuperarlo. Los hombres tristes nunca fuimos felices.
El hombre manchado
The Spotted Man (1924)
Grant Wood
El hombre manchado
está de espaldas.
El hombre manchado
permanece de pie.
Al hombre manchado no
se le ve la cara.
El hombre manchado
tiene nalgas maduras
como duraznos.
La firmeza es la
fuerza del hombre manchado.
Reside su mirada en el
horizonte.
Se apoya en un cayado
o alta vara
para alcanzar cuando
quiera esa imagen
que escapa, ese
recuerdo, las manchas de la tierra
en la que vive.
El hombre manchado
tiene un paisaje
deshecho en cuadros
frente a sí.
Es la división del
espacio.
Let me count the ways
Uno: es como si no existiera
la infelicidad.
Dos: es como si hubieran dibujado
una línea sutil entre el mar y el cielo, llamada
“horizonte”.
Tres: es la comparación de una persona cuya belleza
oculta las restantes, con la luna que brilla:
“las estrellas en torno esconden su fulgor
cuando llena en su plenitud ella ilumina”.
Y no pidas más. Con estos tres modos te baste.
No hay que confundir simpleza
con simplicidad.
“Típica argentinada”
¿Alguien, alguien, alguien
ha visto al ruiseñor? No, señor, ruiseñor
no hay. No lo hemos visto.
Los argentinos somos muy pudorosos.
Puedes hablar de tú, casarte con príncipe rubio,
volverte Papa, tomar el transporte colectivo.
O salir volando en helicóptero. Nada asegura
que estarás seguro.
Pensemos, en cambio, en faisanes bajo el árbol cerezo,
abrazado por la glicina (esa planta leñosa,
leguminosa, caducifolia, perenne, trepadora).
Y en pichones y gorriones
posados en el arce de afiladas hojas. La obra de arte
es una forma de la magia. Y chau.
De qué sirve este violento placer
Si no es para hacer chocar sonidos, gritos
uno contra otro, como dos sílabas
o espejos que se reflejan y se rompen.
Si no es para que se alce la voz, se una
una isla con otra por medio de pasajes
y puentes.
De qué sirven, después de todo, los espejos,
si no sabemos si vivimos en la misma realidad.
Siempre pensamos en Japón cuando buscamos
ejemplos de lo raro, como las ciudades de Kioto
y Tokio.
Si no es para que haya escándalo, sorpresa,
iniquidad, furia y un poco de sangre, de qué sirve.
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