martes, 3 de octubre de 2017

ENTREVISTA AL POETA ANTONIO GUTIÉRREZ (SGO DEL ESTERO/ SALTA)

ESCUCHA EL AUDIO:
https://www.youtube.com/watch?v=Z2JKCEucXWo&feature=youtu.be


POETAS ARGENTINOS: ENTREVISTA CLAUDIA AINCHIL. PRODUCCIÓN CAMILA SUNICO. OPERACIÓN TÉCNICA: BCNRADIO. LOS MARTES DE 20 A 21 HS. POR LA RADIO DE LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACION http://bcnradio.com.ar/

ANTONIO GUTIÉRREZ (SGO DEL ESTERO/SALTA)


ESCRITURA DEL ÁRBOL              
                    
Hasta el cuello en las horas,
de pie en mi cabeza, 
del lado interno de esta tarde
que se va por el punto corrido de su hechura,
escribo este poema que no da en el árbol
y que vuelve su boca de fuego hacia mi frente,
mientras el árbol (no éste que digo,
sino aquel otro que insiste en ser árbol)
permanece no escrito, intacto en su centro.
Nada de lo que aquí diga dará en el blanco,
nada de todo esto es de lo que se trata,
sólo es mi cabeza la que aquí rueda escrita,
siempre a punto de estallar y acabar con el mundo.
La tarde no es la tarde que digo, sino aquella otra
en la que lo imposible hace cumbre en el hueso.  
                    
              (Del libro inédito: “Orquesta típica”)

RING SIDE

En este rincón un individuo al aire,
su certeza frente a la suma infinita
que comienza a partir de su guante,
desguarnecido púgil, condenado
a perder de antemano, a caer de alma
en la arena de un escenario impiadoso,
de cara a todo lo que él no es.
En el otro rincón los golpes bajos
de un universo sediento de oscuridad
que al final de la pelea ganará por muerte.
El púgil se defiende, arroja un cross
fallido a la mandíbula del mundo,
pero la tarde lo nombra contra las cuerdas.
Todo lo que se le diferencia festeja su derrota,
el coliseo ruge cuando su ausencia sangra
y la luz cae de rodillas, farol sin hilo en el carretel.
La toalla es arrojada sobre los días,
párpado de tierra sobre los ojos que besan la lona
mientras los puños escritos no hacen mella
en la humanidad de lo indecible.
                                                                       (del libro inédito “Orquesta típica”)

TODOS BAILABAN

Todos bailaban esa noche
en la cubierta de la llanura,
los padres, los hijos, los nietos
y eran sus rasgos los que bailaban,
amados fragmentos familiares 
reunidos en un patio de baile:
el color de los ojos de la abuela,
los mentones tan característicos,
la nariz heredada, el corte idéntico de cara, 
la manera de sonreír del abuelo,
la risa igual a la del primo,
los mismos gestos del padre,
el carácter de la madre,
el parecido con el tío Luís,
los defectos que vienen de familia,
el mechón sobre la frente, el lunar, la ceja,
la cicatriz, los dos remolinos, el párpado 
y la manera particular de todos ellos
de caminar hacia la muerte.
                                            
II

Todos bailaban por dentro en las afueras:
los pasos de la desdicha,
el ritmo monótono de los aniversarios,
las notas de la adversidad, la plata que no alcanza,
el compás de los alquileres impagos, 
los chicos ya grandes, los años de casados.   
Las generaciones bailaban en el espacio vacante 
en un recinto de días que vencían con la hora,
que eran dejados atrás por su propia trama.
El presente se deslizaba acompañando el baile
para no tener que cambiar su tiempo de conjugación. 
El talón extendido era el último fragmento
en salir del instante anterior para salvar la vida
y no quedar rezagado del ahora y del resto del cuerpo
que ya habían dado un paso adelante. 
El bandoneón exhalaba un tiempo de dos por cuatro
que se volvía pasado en el aire
mientras la barca de la música
los iba llevando hacia un costado de la fecha.
  
III

Todos bailaban esa noche en la llanura. 
Los mayores miraban la escena en sus cabezas
y de a ratos eran vencidos por el sueño y los acordes;
“Con el alma la quería y un negro día la abandoné”.
A veces se animaban y salían de sus certezas
para bailar una pieza con la maestría de los años,
pero volvían rápidamente a sus asientos
para descansar de los tiempos difíciles que les tocó bailar.
Quizá recordaban a sus padres que bailaron el repetido tango
hasta quedar extenuados a un costado del recinto.
Habían venido bailando en el barco y siguieron en tierra firme
con ágiles pasos vivientes hasta muy entrada la hora.
Todos bailaban a su tiempo en lo habitable,
lo que nunca tuvieron, lo que les fue negado,
lo que dejaron atrás, los amores perdidos.
Todos bailaban de muerte esa noche en la llanura.

(del libro inédito: “Orquesta típica”)

EL BAILE DEL SER
                                   I
Esta danza y todos aquí
sobre la inclinada llanura. 
Los cuerpos sangran lento y dan
un solo giro en el patio absurdo
mientras se oye la orquesta típica,
sus bandoneones gastados, su dolor bailable.
¿Acaso Dios mira la escena?  
Esta pareja ya ha dado sus pasos
por las tablas de su turno y se retira
a un costado de la fecha,
aquella otra tuvo a su tiempo los hijos
que han salido a la vez a danzar
y avanzan resueltos entre los caídos.
Danzan la memoria, las tardes felices,
las estaciones, los niños ya viejos danzan,
Todos cruzan  en diagonal el patio
y el baile parece un éxodo.
No han de bailar dos veces el mismo tango.
Las notas atraviesan los pechos
de los ágiles moribundos.

        (del libro “Molde para una metafísica”, Ediciones Último Reino, Buenos.Aires 2007)

POEMA  NOCTURNO
                             
¿Quién podrá acaso
responder por todo esto?
por las constelaciones y la brisa 
en esta noche extraña y la locura
que habita dentro de la triste sala
de nuestras perplejas cabezas.
Nadie, nadie en la curvatura de la bóveda
que dé cuenta de ese chillido que insiste
ni de toda una serie de cosas.
No se entienden las razones
que tendrá en sí la madreselva,
mucho menos la persistencia del agua.
Esto no es cuestión de palabras
sino de materiales convocados.
¿De qué se trata en definitiva? 
¿Quiénes se harán cargo en esta hora?
Es tarde, la nada aúlla en el jardín
como un can vacío, animal ausente
ladrando a la geometría pura.  
Es tarde, todo está quieto ahora
y ha empezado a sangrar de nuevo en el planeta. 

    (del libro “Molde para una metafísica”, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 2007)

      





No hay comentarios:

Publicar un comentario