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POETAS ARGENTINOS: ENTREVISTA CLAUDIA AINCHIL. PRODUCCIÓN CAMILA SUNICO. OPERACIÓN TÉCNICA: BCNRADIO. LOS MARTES DE 20 A 21 HS. POR LA RADIO DE LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACION http://bcnradio.com.ar/
LILIANA CAMPAZZO (BUENOS AIRES / RÍO NEGRO)
I
La
casa brilla de ausencias, no suena ni
voz ni ruido
menuda
pena arrastra la escoba cuando de limpiar se trata
nada
hay en tu sitio
desanda
soledad la bruma de unos ojos en la ventana
en
pasado cada verbo desde hoy
una
mujer cerca de la montaña tentará las manos en el piano
otra
observará un péndulo de acero
en
el otro barrio, marcela se fuma infinitas marihuanas
otra
deshoja una tarde en libretas de almacén
ludmila
acarrea voces en una caja tecnológica
la rubia fuma en la ruta 23
todas escriben
yo
paso la escoba.
VI
Escritos
en el vidrio los nombres
de
todas las mujeres de esta casa
de
los lugares donde ellas fueron
de
los hombres que las amaron
de
los hijos que no tuvieron
en los
vidrios
para siempre
la
escritura en el agua
la
escritura
el
pezón
la
escoba
escritos
en el vidrio
todos los adioses
escritos
para siempre.
X
Deshabito
mi casa.
Incendio
mis papeles.
No
puedo aceptar edificios sin ventanas
ladrillos
como signos de pregunta
destruyendo
paredes últimas
destruyendo
acallando
escritos en los vidrios
hay color de vinagre donde se cierra el cielo.
XIV
Ahora
la frialdad de este invierno desciende
Llega
hasta la planta misma de mi corazón de escribir
Nada
me ampara
ni
las manos de las otras hermanas
sirven para tapar el frío
ellas
las que escriben en papel con tinta negra
no pueden ayudarme
acá
en este sur de mi
cuido que nadie lave mis ventanas.
VIII
Por
eso escribo en las ventanas
Para
que nada dure
Para
que nada
IV
El
juego lo había inventado en la infancia
primero
eran ojitos que miraban después besos
apoyar
la cara sobre el vidrio helado sigue siendo hoy un placer doloroso
igual
al de sentir la mano fría de un hombre por la espalda.
Después
empecé a escribir en letras góticas mi nombre
dibujaba
al lado una flor de lis
no
quedaba ventana en los pasillos en los que no apareciera
la
huella de mi dedo flaco
la
monja protestaba
rezaba
rosarios para perdonar los vidrios escritos
rezaba
rosarios para borrar lo escrito
rezaba
rosarios
aprendí
la brevedad de una palabra en el apuro
no
ser vista era importante
igual
que hoy
no
ser vista
seguir
el juego
nada
de papeles ni tinta negra
no
ser vista.
IX
Unos
treinta kilómetros
fueron
la distancia
que
puse para ser otra.
El
mar a mis espaldas
en
la silla mi blusa
libros
en el suelo
algunos
huecos en la biblioteca
pequeños
espacios de tiempo
que
cuelgan del aire
en
el temblar de la cortina.
A
través de mi ventana veo la ruta
esa
posibilidad de escape
donde
las vidas transcurren a ciento veinte
y
la tristeza no se ve
voy
al trazo
mi
dedo flaco
esboza
apenas un círculo en mi pecho
el
latido del pezón
la
urgencia del poema.
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