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EDGAR MORISOLI NOS CUENTA DE SU OBRA Y DE LA ESCRITORA MARGARITA MONGES (SANTA FE - LA PAMPA), QUIEN FUE SU ESPOSA Y MADRE DE SUS HIJOS, ESTUVIERON JUNTOS 60 AÑOS.
POETAS ARGENTINOS: CLAUDIA AINCHIL, MARIA ALEJANDRA FIGUEROA Y GABRIELA BRUCH. PRODUCCIÓN CAMILA SUNICO AINCHIL.
LOS MARTES DE 20 A 21 HS. POR LA RADIO DE LA BIBLIOTECA DEL CONGRESO DE LA NACION http://bcnradio.com.ar/
MARGARITA MONGES (LA PAMPA)
DE DONDE VIENE LA VOZ
La tierra, hermana,
la humedad de la tierra,
el olor, el color, el sabor de la tierra,
han moldeado mi corazón
hasta darle la forma de un árbol,
alto de estrellas, si, pero mas hondo de raíces,
estrechamente y para siempre ceñido a su conjuro;
tan solo de la tierra,
de sus potentes jugos,
se nutren la esperanza, la alegría,
la nostalgia también, o la tristeza:
surge la sal del canto.
EDGAR MORISOLI (LA PAMPA)
LA CASA CUYOS MUROS SUSURRABAN
a Clara Rebotaro, poeta y amiga fiel,
por el Acebal de la niñez.
La casa de Acebal tenía sus paredes
virtualmente cubiertas
por un verdor oscuro, perenne, tembloroso,
que trepaba del zócalo a las tejas
abrazándola toda, y la más leve
brisa, la sudestada, la obstinada llovizna cuando los temporales,
hacían susurrar su vestidura
vegetal. Un susurro
quedo, incesante, asordinado, un suave
rumor como de oleaje de laguna
que se apaga a lo lejos. Un trémolo sin fin.
Hiedra o enamorada-del-muro (la memoria
ya no es fiel a tal punto),
ceñía la casa entera, y sus audaces
guías se aventuraban
sobre la medianera. Aunque difuntas,
Brígida y Patrocinia Corvalán, las vecinas,
seguro lo recuerdan
a la hora del mate con cedrón. El follaje
musitaba secretos, digitaba en la sombra un largo bordoneo,
trasmitía mensajes recibidos de la ráfaga libre de los campos,
o compartidos con las casuarinas.
(Casa de los abuelos. Al niño que yo fui,
lo arrullaba esa música mientras llegaba el sueño.)
¡Añares sin volver! La enredadera
fue arrancada hace mucho. ¿Cómo se explica, entonces,
que ocasiones escuche todavía el susurro,
el tenue bisbiseo del Sur entre las hojas?
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